Ingredientes 4 raciones - 700 g Patatas
- 300 g Cebolla
- 6 Huevos
- Sal
- Aceite de oliva
Preparación:
- Pelamos las patatas, las lavamos para quitar restos de suciedad y muy importante, las secamos. Cortamos en láminas semifinas, a mí no me gusta que se deshagan sino que al freírlas se tuesten un poco. Las colocamos en un bol grande, donde luego vamos a mezclar con el huevo y añadimos sal al gusto. Removemos bien y reservamos.
- Elegimos nuestra sartén más grande y antiadherente. La ponemos al fuego y añadimos un buen aceite de oliva virgen extra. No tengáis miedo en gastaros un poco de dinero en aceite, le va a dar ese punto de sabor que distingue vuestra tortilla de las demás, podéis emplear muchas variedades: arbequina, picual, cornicabra, hojiblanca, royal… el que más os guste, pero de calidad.
- Introducimos las patatas cortadas y ya saladas y dejamos que se cocinen durante aproximadamente de veinte a treinta minutos a fuego bajo. El tema del grosor de las patatas también va a gustos. Hay quien prefiere cortarlas a trozos muy pequeños, en láminas muy finas que casi se rompan al freír y o más bien grandes.
- Mientras se están friendo las patatas, en el bol donde luego vamos a echar las patatas batimos los huevos, reservamos. Pelamos la cebolla y cortamos lo más fino posible.
- En otra sartén calentamos aceite de oliva y añadimos los trozos de cebolla. Pochamos hasta que tenga un color dorado, que tenga un punto de caramelización pero sin llegar a quemarse. La cebolla se hará antes que las patatas, así que escurrimos y añadimos al bol con el huevo batido.
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